Por: Carmen Vargas.
Ginebra, Suiza . 15 de Noviembre del 2024.
Además del chocolate y queso, sus montañas nevadas, bancos y la sede de la ONU, Suiza es famosa por su monopolio de la industria relojera
Un reloj que dice “Swiss made” es garantía de calidad de savoir-faire, complejidad y precisión. Desde hace siglos, este país es conocido por sus relojes, pero no siempre fue así; cuando se inventó el reloj mecánico en 1360, Suiza no era sinónimo de relojería.
La relojería comenzó en Suiza cuando los refugiados hugonotes (un grupo religioso francés del protestantismo calvinista) llevaron a Ginebra la fabricación de relojes portátiles en la segunda mitad del siglo XVI. En aquella época, Ginebra , la ciudad natal del teólogo Juan Calvino, estaba pasando por un verdadero auge durante la Reforma protestante calvinista liderada por el pastor cristiano.
Alternativa a la joyería
Uno de los principales motores de actividad económica de Ginebra fueron sus orfebres. Sin embargo, bajo el estricto gobierno de austeridad de Juan Calvino, que rechazaba cualquier ostentación de riqueza , se prohibió el uso de joyería, lo que obligó a los artesanos del metal a buscar nuevas alternativas para vivir de su savoir-faire, y así fue como descubrieron la relojería, que comenzó a ser exportada al mundo entero.
Difusión por toda Suiza
Al principio, la innovación y la producción relojera se concentraban principalmente en Ginebra . Poco a poco, se extendió por las montañas del Jura, a otras regiones como en cantón de Neucastel. Para el siglo XVII, familias enteras de la región se dedicaban a la industria relojera; principalmente fabricando relojes de bolsillo, instrumentos científicos, y en el siglo XIX, relojes de péndulo también.
Suiza como capital relojera
La industria relojera floreció durante el 1800. A mediados del siglo, los suizos superaron a los ingleses como los fabricantes de relojes más importantes del mundo, hasta que llegaron los estadounidenses en la segunda mitad del siglo XIX con su producción en masa. Lo único que volvió a poner a Suiza en el mapa, fueron sus innovaciones de alta relojería en movimiento, precisión y lujo.
PATEK PHILIPPE, DOBLE FUSION DE TALENTO Y DESTREZA.
Los Líderes: Antoine-Norbert de Patek y Jean-Adrien Philippe
Fundada en 1839, el objetivo de la empresa Patek, Czapek & Cie era producir relojes de bolsillo de calidad. Rápidamente, la empresa pudo contar con una docena de buenos trabajadores. Durante los primeros años, la producción se limitó a unas doscientas piezas por año, todas ya impecablemente terminadas.
Fue después de la Exposición de Productos Industriales Franceses de París de 1844 que Antoine-Norbert de Patek escuchó sobre un relojero llamado Jean-Adrien Philippe (1815–1894), quien entonces tenía solo treinta años. Este último había invertido todos sus recursos en la invención de un mecanismo de cuerda y ajuste de tiempo sin llave que se presentó en la Exposición de 1844. Pero, a pesar de haber recibido un premio, fue un fracaso comercial.
Patek, que en ese momento buscaba un nuevo socio, sugirió a Philippe que se estableciera en Ginebra. A principios de 1845, Philippe aceptó la invitación.
Habiendo comenzado en la empresa como Jefe del Departamento Técnico, una posición que mantuvo hasta su muerte, Philippe se convirtió en socio de Patek en 1851. Así nació la firma Patek, Philippe & Cie. Autor de numerosas invenciones, Philippe también fue uno de los arquitectos de la mecanización en la industria relojera.
Presidiendo en conjunto el destino de la empresa, Philippe era el relojero consumado, mientras que Patek era el empresario con visión de futuro. Sus cualidades respectivas, combinadas, permitieron que la manufactura se desarrollara rápidamente.
GALERIA DE FOTOS. MUSEO PATEK PHILIPPE.
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